Es la primera vez que Adriana María Rojas, o como le dicen cariñosamente, La Cachaca, cuenta su tragedia del desplazamiento forzado en medio de la risa y la alegría. Desplazada de la Comuna 6 de Medellín, ella misma expresa que ninguno de los tantos procesos en los que había participado como víctima del conflicto armado, ni de los 20 diplomas que había recibido por culminar exitosamente capacitaciones en liderazgo, superación y autonomía, le habían servido para lograr hablar de perdón. Cuenta que siempre le daban “una cartilla, un lapicero y 4 hojas de block”, pero al final, quedaba tan vacía como había iniciado.
La Cachaca cuenta que en el proyecto en el Atlántico Somos MASC Gestores de Paz y Conciliación todo ha sido diferente. Gracias al proyecto, hoy se siente una mujer renovada, capaz de perdonar, con todas las ganas y deseos de superación.
Ella es sólo uno de los 60 participantes del proyecto, apoyado por la Gobernación del Atlántico y la Fundación Liborio Mejía, focalizado en 6 municipios del Departamento del Atlántico: Barranquilla, Luruaco, Puerto Colombia, Sabanagrande, Sabanalarga y Santo Tomas.
María Mercedes García Perdomo, Directora de la Fundación Liborio Mejía y Coordinadora del proyecto, explica que “En el Atlántico Somos MASC Gestores de Paz”, busca transformar la mentalidad de las víctimas del conflicto armado, para que logren su propia felicidad y la de sus familias, y vuelvan a soñar, independientemente de los procesos de restitución o reparación, o de los resultados del proceso de paz. Es muy difícil construir un proyecto de vida personal sobre el concepto de víctima. Nuestra propuesta es que lo construyamos como gestores de paz, en el entendido de que transformando nuestra propia vida, buscando nuestra paz interior, nuestra propia felicidad, cada uno de nosotros puede empezar a transformar el país”.
La Coordinadora del Proyecto expresa que “En el Atlántico Somos MASC Gestores de Paz y Conciliación reconoce que las víctimas del conflicto armado están listas para verse a sí mismas como personas con plena dignidad, dispuestas a aportar a sus municipios y a convertirse en líderes al servicio de la paz, mediante el desarrollo, desde el propio ser, de habilidades de paz, no violencia y resolución pacífica de los conflictos”.
La propuesta del proyecto es que a pesar de los hechos victimizantes del pasado, los participantes le apuesten a una nueva vida, fundamentada en el presente; fortaleciendo su autoestima, capacidad de perdonar, su responsabilidad y su conciencia, impulsando el sentido de pertenencia, la identidad e igualdad, y posibilitando el desarrollo de competencias y habilidades ciudadanas como gestores de paz y conciliación, lo cual permitirá su integración social y su liderazgo como agentes del cambio social, con una mentalidad clara para proyectar y trasformar su comunidad, ayudando de esta manera a construir una paz sostenible que nace en el corazón de cada persona.
Oscar Marín Martínez, tallerista del proyecto y Fundador de la Fundación Liborio Mejía, explica que “es importante que las víctimas y las organizaciones que las reúnen entiendan que además del fortalecimiento económico, la sostenibilidad de la paz, la tranquilidad y el equilibrio social, sólo es posible con la participación activa de los distintos actores, incluyendo a quienes han enfrentado de manera directa los hechos más violentos que han ocurrido en el país. Esta participación exige el compromiso de las personas que han padecido directamente el flagelo de la violencia, de tal forma que puedan transformar su propio rol en la sociedad y convertirse en referentes para el resto”.
Así como La Cachaca ha tenido su transformación personal, que ha irradiado a su familia, comunidad y a organizaciones como la Mesa Municipal de Víctimas de Puerto Colombia, Pedro Arango, otro Gestor de Paz, también ha logrado notorios cambios. De hecho, como Representante de la Mesa de Víctimas de Sabanalarga, Pedro cuenta que finalmente lograron conseguir la sede que llevaban buscando más de dos años para el funcionamiento de la organización. Dice que en el pasado las reuniones con el Alcalde del municipio siempre terminaban entre gritos, peleas y quejas. Sin embargo, después del Primer Encuentro de los 60 participantes llevado a cabo en Barranquilla, durante la reunión Pedro logró escuchar, ser paciente y tener un lenguaje propositivo. Roberto León, Alcalde de Sabanalarga y Ramiro Molina, Enlace de Víctimas de la Alcaldía, manifiestan estar gratamente sorprendidos con los positivos cambios de los líderes, porque gracias a estos es posible avanzar en temas fundamentales para el municipio.
Ahora que han logrado transformar su vida personal y la de sus familias, los 60 gestores de paz van a empezar a hacer actividades de réplica con las poblaciones más vulnerables, y en los lugares de sus municipios en donde hay una mayor cantidad de conflictos. Muchos van a empezar a trabajar con las Mesas Municipales de Víctimas, porque manifiestan que existen gran cantidad de conflictos entre sus integrantes. También están organizando 6 jornadas gratuitas de conciliación que se llevarán a cabo en los meses de agosto y septiembre y que contarán con el acompañamiento de los conciliadores en derecho del Centro de Conciliación, Arbitraje y Amigable Composición de la Fundación Liborio Mejía.
Hoy en día La Cachaca tiene claro el mensaje que va a transmitir a sus compañeros víctimas del conflicto: “Yo quiero darles un mensaje de superación total. Estamos luchando por un ideal para que nadie nos tenga lástima, porque las víctimas no somos mendigos. Quiero decirles que nosotros solos podemos, somos grandes personas que podemos servir a nuestras comunidades y municipios. Como víctima uno espera que le den todo, pero lo importante es buscar lo que realmente necesitamos, y lo que necesitamos es transformarnos por dentro y ser capaces de perdonar, entonces sí podremos empezar una vida nueva”.